Suena el teléfono. Atiendo. Una voz quebrada, asustada del otro lado. Algo anda mal. Algo se desacomodó. El aire corta. Está muy cerca el sol y quema. Quema mi piel. Quema a la voz temblorosa.
Y mis palabras son de aliento. De realidad. De tranquilidad impropia. Pero lo son. Me escondo detrás de ellas y soy reláx para los oídos aturdidos. Robo una sonrisa, está mejor. Algo (vuelve) a cambiar: "tranquilo, tranquilo"; y respira; y se despide con una paz difrazada pero con el corazón volviendo a marcar el tiempo.
Y siento que cumplí con la tarea. He sido un andamio (otra vez). Y comienzo a pensar: y pienso, y pienso, y pienso y algo comienza a cortarme. Tengo miedo. Me transpiran las manos , quiero irme (o volver). Mis ojos miran sin mirar un punto dibujado en la pared de la habitación. No se qué decirme, no me puedo tranquilizar. Y mi cuerpo no para. Se desacomodó y mi alma otra vez...¿y ahora?
.................(buscando un andamio por ahí).......................