martes, 30 de junio de 2009

Madre


Raíces, echar raíces. Ser raíz de la tierra. Tierra pura y sabia. Llena de amor y de esperanza. Naturaleza viva, naturaleza nuestra. Naturaleza que nos enseña, y nos dicta, que hacer y que no hacer. Pero no hacemos lo que hacer y hacemos los que no hacer.

Aires propio de los que no conocen sus bondades. Árboles cansados ya de respirar. Montañas, hartas de ser refugio de inadaptados. y la lluvia...

La lluvia cae y nadie sabe a donde va a encontrarnos. Y corremos como si fueran balas de salva, de muerte, de guerra. Es agua, es vida, es amor, es caricia. Solo hay que levantar la cara y sentir como moja nuestra piel, nuestro cuerpo, nuestra alma. Lluvia, bienaventurada. Lluvia que lava (¡y cuánto lava!). Lluvia que moja. Lluvia que seca las lágrimas. Lluvia, gotas de alegría. Lluvia, ilusión de un por-venir amarillo. Luvia, lágrimas de felicidad para la naturaleza.

Madre. Madre de todas las madres. Pan, vino. Fruto de lo mortal. Luz en la oscuridad atrapante. Madre verde; calma como el capullo diurno de una flor que florece a la hora de la luz. Madre, cultivadora de sabias, de trigo. Semilla de cuerpos. Te siento tan lejos y me sientes tan cerca. Madre, estás siempre ahí con tus partes, con tu todo.

Aires, ríos, montañas, lluvia, nubes, árboles. Exactitud impropia para los tiempos que corren. Bella en silencio infinito. Madre, lejos y cerca. Fría y caliente. Madre, ahí estás: (aunque te vas) dando vida a pesar de todo.

lunes, 29 de junio de 2009

Algo (o algún Cronopio volando por ahí)


Cierro los ojos y te veo: sos la primera imagen que aparece delante de mí. Tiemblo, me muerdo las muelas, comienzo a volar por no se donde, pero vuelo. El aire está tibio, tan tibio que calienta mis pies cansados, aturdidos de tantos días pesados y noches sin querer. Noches que no son más que tres estrellas en el cielo y un par de personas caminando abrazadas bajo las luces de las farolas. Farolas que están inmóviles, con su color negro un poco gastado; en algunas se leen grafitos. Escritos de personas que pasan, y pasando quieren dejar su huella. No se dan cuenta, los lastiman, y ellos no quieren alumbrar más; cansados de los maltratos, se apagan, se esconden bajo su propia oscuridad. Tinieblas de desprecio; sin más duermen ahí, asustados por el mundo en donde les tocó alumbrar.

Y yo sigo volando, por ahí. No soy un extraño para estas estrellas, y para estas calles tampoco. A esta ciudad la conozco; no es como dicen por otros lados, más allá del mar. Aquellas ciudades de luces, de torres y puentes. Puentes que conectan lugares, cual venas al cuerpo. Cuerpo que no puede respirar en otros lugares, solo dónde sus pies nacieron y tiraron raíces, hasta formar piernas, caderas, vientre, pecho, brazos, manos, dedos; cuello, cabeza: pera, labios, nariz, ojos, frente, pelos y, entre ellos, dos orejas.

Es ahí, en ese lugar, que vive en libertad. Sin importar qué ni cuánto. Es ahí, en su lugar en donde debe de estar, no estará mejor en ningún lado, es su tierra, su cultivo, su fruto, su leche, su pan.

Siento un leve respiro en mis manos: es el aire. Aire que da de comer a millones de personas, los nutre de sabiduría, de ganas, de vida. Aire que nace en las hojas de los árboles; de esos mismos que decoran cada rincón, los veo desde aquí. Veo sus copas, sus ramas y sus frutos. Veo que da cobijo a miles de pájaros, palomas. Voladores como yo.

Animales sin culpa de ser animales. Seres tan seres como nosotros: comen, duermen, viven, viajan, tienen cría ¿qué los diferencia? ¿La razón? ¡Por favor!, ¿Acaso no vuelan a lugares mejores? ¿Acaso no buscan su comida? ¿Acaso no saben cuando el peligro está cerca? El ser racional no lo sabe, ¿presiente catástrofes? Las provoca, ¿Eso nos hace mejores que otros seres? Parecemos tontos mirándonos a un espejo, esperando que nos diga que somos los más bonitos del lugar. Narcisismo, le dicen por ahí. O por acá, acá nomás: en tu barrio, en tu cuadra, en casa, en tu lugar.

Y sigo volando, veo a dos personas discutiendo, una llora, da vueltas, mueve las manos, no para de gesticular con todo su cuerpo; hasta sus pensamientos gesticulan. Uno se puede dar cuenta de eso: no puede entender por qué, los busca por todos lados de su mente: momentos, recuerdos, satisfacciones, peleas, ¿fue aquel día? ¿Este otro? No encuentra explicación. Pide por favor, otra oportunidad para respirar, no la encuentra. Quiere morir, necesita morir, vivir en otro lugar, en otro cuerpo, cerrar los ojos y que sus ojos no se ahoguen en lágrimas. Necesita que la tierra lo tape, necesita, necesita que lo abracen para volver a vivir, revivir, sonreír. Risa que alivia aquello que ni un buen día puede soplar. Sonrisas. Eso es lo que necesita, pero…¡no! ¡no puedo vivir sin él o ella! Solo quiere dormir, que se lo lleven. Ir y venir ¡Que locura! No puedo seguir. No existe una escuela que te enseñe a vivir. No hay nada que enseñe los cómo, los dónde, los cuáles. Preguntas que uno nace, preguntas que siempre se hace: ¿por qué? Simplemente porque somos seres racionales, hasta la medula. Por que esperamos a que un espejo nos diga que somos nosotros, los mejores. Pero, no hay que despertarse de este sueño, somos y nada más somos.

A veces preguntar tanto, nos carga de tanto (y saber también) ¿para qué preguntar los por qué de todo? ¿Dónde nos sirven los cuales? ¿Acaso los cómo solucionan las cosas? Sabemos respirar, y con eso nos alcanza. ¿Qué hay más allá? ¿De nuestras piernas (están los pies), ¿de nuestras manos (están los dedos)? Ya lo sabremos. Por eso yo cierro los ojos, y sos lo primero que veo...y te espero...


Nota al pie (de la letra):

Julio César Cortazar. Sus Cronopios, su Rayuela. Aquél oso que viaja por los caños de agua. Aquellas Reglas para ponerse un pollover...o subir (o bajar) una escalera. Cortazar, viajando...volando...viviendo...fumando...mirando...contando...y va...y viene...

viernes, 26 de junio de 2009

Para mañana


Las piernas sufren los vientos de hoy, pero mañana es mejor, mañana es mejor, dijo Luis. Que frío hace en la ciudad, qué frías son las ráfagas de amor que no hay, pero mañana hará calor, mañana hará calor. Que difícil caminar en las veredas sin sol.

Hielo o fuego pasan y traspasan alrededor, me pasan, me quieren atrapar, te quieren atrapar. No abandones la calle, no te metas a algún reparo hoy, que ya viene mañana, camina hasta mañana. Camina hasta el mar, hasta las olas, y cuando empieces a ahogarte, nena, volá y no sientas la penumbra del mundo.

La playa oscura sin sol quedó atrás, dormite de este sueño y despertate a la eternidad, atravesá los muros de esta gran prisión, no creo que no puedas irte. Yo te veo venir desde acá, te espero desde acá, acompasado, bailando, soñando, loco, frío y solo. No creo que no puedas llegar.

Cuando la calle explote de frío me entenderás, y saldrás volando esquivando aviones y paracaidistas. Cuando llegues estarás inundada del mar en tus ojos. La calle oscura y fría ya quedó abajo, sin poder soportar un dolor más.

Difícil caminar, fácil volar. Aquí esperamos la brisa de primavera, cantando sin caer, esquivando aviones y paracaidistas. Siendo abstractas ilusiones y anhelos de alguna noche desesperada. Soñar ni siquiera cuesta tiempo.

Al fin, al fin somos nada y a la vez no importa. Captamos la esencia de volar, al fin.

Nos despintaron los muros, levantaron las rejas. No se puede caer nuestra vida, ahora todo va para arriba. No hay calles para circular en la ciudad de nuestras almas, no hay relojes en la ciudad de la eternidad.

Tocame: soy de carne y hueso. No existen reglas en la ciudad del amor. No existen el silencio ni el ruido, solo vale el amor. Y las luces no están, se las comió el cristal que se va a romper para ser más amor. No existen las huellas en la ciudad del silencio.

Ir volando, cayendo sin morir, creciendo en frases que alimentan el mañana, para mañana.


Nota al pie (de la letra):

Ciertamente, un gran amigo (y hermano de la vida) compartió este escrito. Este escrito que habla (y siente) esos sueños y emociones que le hizo sentir Luis (ya todos sabemos a quién nos referimos). Ya son varios post sobre "el flaco", por algo será che.

Gracias Jere por este bello escrito, gracias.

miércoles, 24 de junio de 2009

Para los árboles



Hace tan solo unos días atrás, me aventuré a escuchar una grabación. Una grabación en la que se escucha a un Javier Malosetti haciendo de las suyas con los sonidos graves. A un Wilzt marcando los tiempos (y algo más). A un Cardone ambientando el alma con sus teclados. Y un Luis jugando a ser y dedicando a la naturaleza algo más que respeto.

Luis
Qué decir de Luis. Su vida ha sido signada por un halo especial. Desde pequeña edad explayó sus sentimientos en melodías precisas y canciones bellas como "Barro tal vez", a los quince años. O la "oda" de un adolescente despidiendo a un niño que, aunque muchos creen que se fue, solo se hecho a dormir en "Plegaria para un niño dormido".

Sentir a Spinetta (y escribir sobre él) y su mundo es encontrarnos con un mundo de sensaciones. Y él, con sus líneas rítmicas inusuales de cualquier atadura estándar y letras que, para muchos, son "codificadas", logra erizar la piel.

Y eso es lo que él quiere, lograr sensaciones. Qué escuchar su música y su poesía inacabada, sea un momento exacto para olvidar las "Habladurías del mundo" y pensar que somos personas que volamos entre tanta gente de pie.

Y ahí va Luis. Volando, entre tanta gente que camina, en el siglo XXI. En dónde la música es el reflejo de aquella sociedad llena de odio, miedo y creencias drásticas de las últimas dictaduras. Por eso, él piensa que la música se ha destrozado, como se destrozó la piel, la carne y el alma. Entonces, será tiempo de surgir de las resacas "avefénicas" de todo. De donde surgieron aquellas cosas que, se sabe, forman parte de una flor intensa , nutriente. De una misma lírica que llegará a otro apogeo de creencia.

Ahí va, durmiendo en un cuerpo de mediodía, entre cisnes y dos murciélagos que cantan. Haciendo cuatro pasos hacia atrás. Pidiéndole que "lo esconda antes de que mire al mundo" porque entiende el lenguaje del cielo. Ahí va Luis, creyendo que, aunque las ciudades sigan cayendo, un niño siempre nace.

Y de sus manos salen raíces que nutren a cualquier mortal de algo más que una mirada perdida entre acordes y palabras incomprensibles. Nutren de belleza y sabiduría, como los árboles....para los árboles.

miércoles, 17 de junio de 2009

Allí va...en libertad


Se fue, se fue. Pero es feliz. Es feliz. Siempre mira más allá. Con esa capacidad única de los humanos (él es el más humano). Es amor, es odio. Es verdad, es mentira. Es mar, es río. Es toxicidad, es pureza. Es todo aquello que no se quiere ser pero se debe (o no). Es convicción, es potencialidad. Es aire, es asfixia. Es tolerancia, es restricción. Es pelado, es un extraño de pelo largo. Es energía, es tranquilidad (o paciencia). Es magía en la que creo. Es hombre, es mujer. Es diez personas, es una.

Y va, sin vestidos, sin tapujos. Enemigo de él mismo pero amigo de su corazón (y de su alma). Y ahí va, vencido pero vencedor del mundo que queremos tener pero que, a su vez, se escurre por las comisuras de nuestros dedos. Lo dibuja, lo da vueltas, lo escurre, lo seduce, le implora, lo perdona, le rie, le llora, lo siente, lo pierde, se le va, vuelve, juega, se aburre, vuelve a jugar y respira...

Y se sienta a mirar. Y lo observa. Lo juzga. Lo entiende. Lo duda. Le teme, lo respeta y lo desarma hasta comprender...

Y ya está. Se fue, se fue. Pero es feliz. Es feliz. Y cierra los ojos por última vez y respira sin más que una tremenda sensación de sentirse libre...

lunes, 8 de junio de 2009

Miedo


Y me golpeé la nariz, se que tengo nariz: para respirar ese agobiante calor de Enero.


Soy escéptico de mis posibilidades futuras y de las demás situaciones coyunturales que me llevaron a ser lo que soy hoy. Miedo, temor, rodillas que chillan cuál chicharras, manos transpiradas de frío. Miedo, en mi casa, en la ciudad, profundo, sin fin, hasta la carne, el alma pero a la vez epidérmico. El miedo se pega, se tatúa: como los que se tatúan el cuerpo, pero el miedo se tatúa, muchas veces, en los huesos. Espacio físico cada vez más pequeño, desalentador para mis ansias de vuelo, utopía para muchos, realidad para mí.


Mi nariz está latiendo de dolor pero no se ha roto ningún hueso, solo cambió de color. Como mi cuerpo por el sol de este hemisferio estival. Verano de pesadez impropia para estas épocas que corren. Por suerte, la aliada lluvia hace que todo se vuelva, de a poco, más palpable. Pero el miedo es latente. Potencialidad pagana de los vivientes y reales vividores del mundo. Acuerdo entre las partes para vivir: miedo vs. Fortaleza.


Y hoy estoy del lado del miedo, en su equipo; y no me gusta, no me siento cómodo aquí. Pero menos mal que siento, que siento miedo: quiere decir que vivo, que soy parte de lo tangible y lo intangible. De las desesperanzas, de los amores, de la luz.


Creo que es parte del todo. Hoy me duele la nariz, tenía miedo que se me partiera un hueso y solo se ha hinchado: ya estoy cambiando mi piel luego de estar quemada por el sol.

Notas del escritor:

Sensaciones varias luego de ver, en una noche de verano, “Réquiem para un sueño” y “Clockwork Orange” (La Naranja Mecánica). Obra magistral, la primera, de Darren Aronofsky (director de “Pi”); y, la segunda, del genial Kubrick (“Ojos bien cerrados”, “2001: Odisea del espacio”). Clásicos del cine. Películas que golpean (como a la nariz) y dejan marca.


Nos vemos pronto.

miércoles, 3 de junio de 2009

Reglas para volar


¿Nunca sintieron la necesidad de desplazarse por el aire como una hoja?, ¿nunca sintieron envidia de las palomas de la plaza, por qué ella se dan el lujo de bajar y caminar (total,saben que pueden salir volando si están en peligro)?


En fin, las palomas (o gaviotas..o cualquier ave. Las mariposas están permitidas siempre) puden cruzar las nubes; saltar de balcón en balcón. Irse a otro lugar, volver, y volverse a ir. Tantas veces las he mirado en su vuelo diurno; o cuando vuelven en primavera; o volando en la costa de las playas. Es su lugar en el mundo.


¡Sería fantástico poder volar! Les propongo que cierren los ojos y comiencen a imaginar esa sensación. Comiencen a sentirla en el estómago; escuchen su respiración, sientan que sube y baja; que infla el pecho, que el aire sale (y entra) por la nariz.


Ahora, sientan sus manos como plumas, livianas, sin prejuicios de nada; sin temor a quemarse en ideas banales o en los famosos "qué dirán". Imaginen que están yendo a un otro lugar y que sus pies están flotando, no hay nada debajo de ellos. Les recomiendo dejar los cordones desatados, si están con zapatillas, da una sensación de liberación y de no tener miedos a un buen golpe contra el suelo.


Sientan el aire como acaricia sus caras. Como los labios comienzan a secarse (no piensen en la manteca de cacao por favor) por el aire, y se les dibuja una sonrisa, ¿lo sienten?, ¿sienten ese vértigo de libertad en el cuerpo?, ¿pueden mirar el cielo más cerca? Estiren las manos y toquen las nubes. Si es de noche, les recomiendo sentir una estrella, su luz de paz. Sigan yendo, por donde quieran: pueblos, países, ciudades, casas, plazas, árboles, personas, caricias, llantos, sonrisas...vayan.


En fin, ya se han ido y yo estoy acá....terminando el escrito. Ahora, les digo un secreto: gracias a The Beatles y dos de sus canciones, se puede sentir esa sensación extraña pero reconfortable de sentirnos voladores por un momento. "Black Bird" y la bellísima "Across The universe" nos hacen aprender a volar entre tanta gente de pie, diría (y cantaría) el muchacho del "post" anterior.


Nos vemos.

P/d: Agregué un bello video (bajado de youtube). Lo encontró el gran Jeremías Burgo, y lo compartió conmigo. Ahora, lo comparto con todos. Omisión a las fotos del "que hizo" el video, jeje.





martes, 2 de junio de 2009

Ayer es mejor: Artaud para pocos


Hoy mis oídos viajaron a los 70. Aquellas épocas de Peronismos y dictaduras. Aquellos tiempos de colores psicodélicos y liberaciones interiores. Hoy me senté a degustar un buen vino con la voz de Luis Alberto Spinetta y ese disco sin forma lógica. En pocas palabras: libre.

Concebido en la década del 70, “Artaud” fue el disco emblema de la época. Con un power trio, Luis Alberto Spinetta se enfrentaba a la terrible sensación de sentirse libre, luego de tanta represión. Pero, el “mañana es mejor” que proclamaba el disco no esperaba que, tres años después, la libertad sería una vaga idea del pensamiento del “under” roquero.

La estructura de la tapa rompía los estándares de cualquier otro disco del momento: el formato cuadrado quedaba obsoleto; líneas informes, incómodos para muchos, un grito de libertad para otros tantos. Simplemente, denunciaba la falta de libertad y el sometimiento a la geometría industrial del resto.

Así era “Artaud”, un grito de libertad desaforado desde las mismas entrañas del joven Luis Alberto Spinetta. Así era, inspirado en aquel viejo poeta francés Antonin Artaud, que proclamaba al surrealismo como una revolución moral, un grito orgánico del hombre: “las palabras de nuestro ser contra toda coerción”.

Desgranar el disco es tratar de entender cuales son los ingredientes que conforman la categoría de libertad. Al hacerlo, nos damos cuenta que no hay nada, solamente una sensación única. Esa misma sensación que da escuchar cada pista: desde “Todas las hojas son del viento”, hasta “Las habladurías del mundo”


Respirar libertad

Volvía Perón y la democracia. Héctor Campora era elegido presidente y prometía una “Patria liberada”. Y la música expresaba ese sentimiento. Desde una contra-cultura, a la famosa música “complaciente” de los palitos y sandros, Miguel Abuelo, Rodolfo García, De Guercio (dos ex Almendra) se juntaban a conversar qué lugar iba a ocupar la música en los tiempos por venir. Ya Luis lo expresaba con “Artaud” y un manifiesto que acompañaba las presentaciones de Pescado Rabioso “Rock: música dura, la suicidada por las sociedad”; denunciando las profesionalización y el negocio duro del rock.

Volvía Perón y en las radios sonaba una “Cantata de puentes amarillos”, proclamando que “…todo camino puede andar…” y “…que las almas repudian todo encierro…”, de más de nueve minutos de duración o un “A Starota el idiota” que “…se quemará mirando el sol…”. Ese era Spinetta redimiendo su “auto-liberación” por su incapacidad de expresarse de manera más directa (como lo lograba el poeta francés) consigo y con los demás.

Esa “auto-liberación” sabía que “las palabras nunca son, lo mejor para estar desnudos”. Entonces, Luis logra desarticular la canción, el discurso poético, en “Por”, sujeta solo con sustantivos que surgían de las líneas melódicas.

Otro tema esencial era la maduración; y se expresa en el tema que abre el disco, “Todas las hojas son del viento”: algo así como una receta para roqueros que van madurando y armando una familia.

El paso del tiempo, para Artaud, significo ir reduciendo aquella proclamada libertad desde su formato informe: formato en cassette, cd, hasta mp3 guardado en un disco rígido. Aunque sigue vigente su alma, su ideología: hace poco fue elegido el mejor disco del rock nacional, tras cumplir cuarenta años. Algo así como un “ayer mejor”, todo lo contrario de lo que el álbum expresaba y nos enseñaba en el año 73.

En fin, esta placa de colores verdes, hace que uno logre sentarse a sentirse libre. Bella sensación utópica en los tiempos que corren. En dónde pensamos que somos libres por elegir lo que queremos comprar pero no, en lo que queremos hacer a nuestro ser.

Hasta luego.


Acordes sutíles


Muy bien. Aquí estamos en el primer escrito. Hoy me senté a descansar de tanto estudio y puse música. Decisión difícil si las hay: encontrar alguna placa (o canción) que logre dispersar mi mente. Buscando en mi “discoteca” encontré “El amor después del amor”. Gran disco de Fito Paez.

Este flaco rosarino, con antejos y movimientos totalmente desgarbados. Ese mismo que venía de preguntarse “y nadie sabe cómo vine a parar yo al Tercer Mundo”. Justo cuando había partido para la ciudad de las luces (ya que, sus discos, no tenían mucho éxito), le avisaron que vuelva porque, esa placa (Tercer Mundo), se estaba vendiendo y como. Con canciones como “Fue amor”, “Y dale alegría a mi corazón”, “El chico de la tapa”, Fito volvió y comenzó una serie de presentaciones que lo comenzaron a llevar a la cima.

Y la cima llegó, allá por el 92. Luego de conocer a su gran musa, Cecilia Roth, nos regaló un disco que ya mucho se ha escrito...solo hay que escucharlo.

Todo comienza con “El amor después del amor”; clara alusión al fin de relación con Fabiana Cantilo (ya plasmado en el “Fue amor”, del disco recién mencionado) y comienzo del amor con Cecilia, “para mi que es el amor, después del amor”. Luego, aparece el Fito “cinéfilo” con un “Dos días en la vida”, relato-crónica de la película “Thelma y Louise”. Después de ese viaje a diezmil por hora con “las chicas...Thelma y Lousie”, viajamos a “La Veronika” y una voz angelical de Luis Alberto Spinetta sobre el final de la canción. Caminamos por las calles de Roma (dicen que todos los caminos conducen a ella; yo caminé varios ya y siempre termino en otro lugar...nunca en Roma), hasta chocarnos con el “Tráfico por Katmandú”. Y ahí si que nos mueve y nos dice algo que a veces no queremos escuchar “dime Dios, hay stop...donde estés dímelo”.

Así, entramos en la melodía del “Pétalo de sal”. Yo creo que se toca el cielo con la punta de los dedos en ese instante; aunque muchas veces le decís “y decirte que te extraño y voy a verte feliz”...está lejos. Lejos como “Sasha, Sissí y el círculo de baba”, bella canción de solo cuatro acordes.

Y bueno, ahora Fito sabotea toda sensación de amargura, de sentimiento retorcido para decirnos que la vió, juntando margaritas del mantel...”y yo no buscaba a nadie y te vi”¡Ahí estabas che! Nada que decir sobre esa canción que muchos quisieran escribir y cantar, o no. Simplemente para no caer en las “Tumbas de la gloria”; hermosa canción para su madre (aunque muchos no lo sepan) muerta cuando él era un niño aún.

Y comenzamos a girar por “La rueda mágica” y algunos recuerdos que todos tenemos. Ahora bien, “Creo” es algo que te eleva a la seguridad de creer que “la muerte es una sensación y la vida podría serlo...solo que es mucho más real”. Algunos enamorados, se pondrán a llorar “Detrás del muro de los lamentos”; otros escucharán la voz de Mercedes Sosa y sabrán que la redención es cosa seria. Como esa Balada a Donna Helena, prostituta que la levantamos en la calle para “falar y falar” (esta canción fue un bello medio metraje).

Y quedan solo dos canciones...una que, sinceramente, siempre me encuentra parado en diferentes posiciones; tanto mi alma como corazón: “Brillante sobre el mic” una preciosa canción que nos recuerda que el amor es cosa seria che; y nos hace llorar, nos hace vivir, nos da tiempo, nos da lugar, nos lleva, nos trae, nos fuga, nos calla, nos aturde y nos hace actuar para dejar de hacerlo y dar amor.

Por último nos invita a comenzar a caminar, o a rodar, o lo que sea si total “todo empieza siempre una vez más” y nunca sabemos donde va nuestra vida.

En fin, hoy me encontré (nuevamente) con este disco. Lo compré hace ya diez años y, cada vez que lo escucho hace que algo cambie en mí ser. A veces, cuando estoy desprotegido logra cobijarme en sus melodías exactas. Otras, cuando estoy seguro, logra darme un nuevo punto de vista, para no pecar de soberbia vital.

Me despido sin antes no decir mi canción preferida de este disco. Digamos que es un tanto difícil elegir...pero hoy, en este día, hora, minuto y segundo es: “El amor después del amor”.


Nos vemos.



Bienvenidos

Este es un lugar de clivaje para las sensaciones que me produce el arte en todas sus expresiones. Siempre pensé que las críticas a películas, discos, cuadros, etc son tan banales y llenas de nada. Simplemente porque cada uno vive un presente y esa canción, esa película, esa obra de teatro nos choca y nos brinda una sensación única y personal en ese instante. Cuántas veces hemos leído un libro más de una vez; y la primera vez sentimos desde un lugar y, a la otra, desde otro.

Esta es la humilde propuesta de este blog: cómo sentimos cuando el arte nos ataca, en un espacio y tiempo determinado de nuestras vidas.

Saludos,

Julio Linares